Esta obra de arte digital de Martine Jacobs presenta una llamativa fusión de tradiciones espirituales. En su centro se encuentra una cruz cristiana, construida a partir de la forma de un Buda — un gesto deliberado y contemplativo que desafía los límites convencionales entre Oriente y Occidente, silencio y sacrificio. Detrás de la figura hay un rico chal hindú con patrones, cuyas texturas y colores añaden profundidad y resonancia ritual a la composición.

La obra invita a la reflexión sobre la esencia compartida de la devoción a través de las culturas. Al mezclar la serenidad budista, la simbología cristiana y la ornamentación hindú, Jacobs crea un diálogo visual que trasciende la doctrina. El resultado no es una colisión de fe, sino una convergencia — una meditación en capas sobre la gracia, el sufrimiento y la búsqueda universal de la trascendencia.

Realizada con precisión digital y claridad emocional, esta pieza se erige como un testimonio de la pluralidad espiritual y el poder de la iconografía para evocar tanto reverencia como reflexión.